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El temblor esencial me hizo pedir la ayuda que necesitaba

Yo sé, el título suena un poco raro, y te estarás preguntado, ¿pero qué es temblor esencial? Pues bien, yo tampoco lo entendí cuando me lo diagnosticaron, y aún hay cosas que no asimilo con claridad. Para resumir, el temblor esencial según Google es: “Trastorno del sistema nervioso que provoca temblores rítmicos”. Normalmente, se presenta en manos, piernas, cabeza y hasta en la voz. Yo lo padezco, por ahora, principalmente en la cabeza y en las manos.

Al principio no le tomaba tanta importancia, de hecho era algo gracioso, pero empezó a empeorar cuando me encontraba en situaciones en las que me sentía expuesta, hasta convertirse en algo cotidiano que me causaba y causa desespero.

Pongámoslo así, mi cabeza todo el tiempo está temblando en afirmación, hacer cosas como comer en público, estar sentada, maquillarme, escribir o intentar dibujar, estar con extraños o sentirme incómoda, detona más fuerte el temblor. Y esto se volvió un problema mayor, cuando empecé a percibir que las personas de mi alrededor también lo notaban, y por ende era tema de conversación y miradas en cualquier lugar. Paréntesis gigante, por ahora soy capaz de hacer que mi cabeza no se mueva con tanta rudeza, pero eso duele, tensiono el cuello muchísimo, así que después de unos minutos de hacer fuerza para detenerla, ya es imposible y simplemente la tengo que dejar temblar.

Estar en el transporte público (que es de las cosas más difíciles para mí aún) y sentir que todos los ojos estaban puestos en mí, empezó a generarme un nivel de ansiedad que no podía manejar, mi temblor en la cabeza empeoraba, y llegaba al punto de bajarme donde no tenía que hacerlo solo para sentirme en paz. Así que mi casa se volvió mi sitio seguro.

Y como todo en la vida, tuve que pasar por un episodio que aún no sé bien cómo definirlo o qué nombre ponerle, para decirme, “en serio necesito ayuda”.

Les voy a contar un poco qué pasó ese día, mi cabeza tembló con una fuerza extrema que no pude contener mientras esperaba por unos buñuelos (era diciembre por cierto), cabe resaltar que había muchas personas en la panadería, y no pude evitar ver cómo todos se quedaron asustados mirándome, de repente un dolor en el pecho no me permitía respirar, me sentía mareada, y al recibir los buñuelos, salí como pude del lugar, pues me dirigía a verme con mi, ahora, exnovio.

Para fines de contextualizarlos, yo estaba a 20 minutos, a pie, de donde tenía que coger el transporte. Así que casi por inercia empecé a caminar, pero el llanto se apoderó de mí, no podía parar, ni siquiera era necesario parpadear para que las lágrimas escurrieran, hasta que llegue a una esquina donde me derrumbé en el suelo.

Una chica (la cual me devolvió la fe en la humanidad) se me acercó y me ayudó, me dio agua y se quedó conmigo por al menos dos minutos, hasta que pude seguir mi camino, pero los síntomas no desaparecieron, cuando intenté bajar las escaleras del puente por el que tengo que pasar, no era capaz de percibir qué tan lejos estaba un escalón del otro (a pesar de haber bajado por ahí muchísimas veces) me aferré al barandal, muerta del susto, sin poder respirar bien y sin dejar de llorar, para finalmente subirme al SITP y llegar a mi destino.

Lo primero que hice fue ir al baño, echarme agua en la cara, hacer ejercicios de respiración y sentarme, porque hasta ese momento estaba en shock. Me puse a ver videos graciosos para engañar a mi cerebro y que esa energía se me contagiara.

No hablé con nadie del tema, no quería contarle a nadie lo que me había pasado, pero estaba muy asustada y tomé la decisión de no volver a salir de mi casa. Los síntomas se apoderaron de mí durante las siguientes semanas, no me paraba de la cama, el cuerpo simplemente no me respondía, no podía dormir y lloraba casi todos los días, mi fuerza de voluntad había cogido sus maletas y se había ido lejos.

Hasta que un día me obligué, prácticamente, a pararme de la cama y salir nuevamente. El corazón me latía a mil, pero recibir el viento en mi cara y sentir el sol por mi piel, me hizo darme cuenta de que no podía sola, necesitaba buscar ayuda profesional, para entender a mi cuerpo, entender a mi mente, y poder sobrellevar de una manera sana por lo que aún hoy estoy atravesando.

Apenas estoy empezando en mi terapia psicológica, pero lo que les puedo adelantar es que estos episodios no son normales, y el simple hecho de pensar que todas las miradas están puestas en ti por la razón equivocada, también aumentan los pensamientos de ansiedad, y no debería ser así. Mi cabeza me dice que si entro a un cuarto donde hay diez personas, esas diez van a notar mi temblor, y esto no necesariamente es cierto… estoy en el proceso de entenderlo y aceptarlo.

Así que churras, el cuerpo nos habla, de muchísimas maneras, y cuando lo ignoramos, él busca la forma de hacernos saber que algo no está funcionando como debería. No esperemos a tocar fondo para pedir ayuda, si sabes que por lo que sea que estés pasando es más fuerte que tú, pídela, alza tu voz, y déjate ayudar.

Nuestra estabilidad mental es más importante que cualquier cosa y el llevar una vida sin limitaciones no debería ser exclusivo para algunos.

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