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¿Las mejores amigas pueden romper el corazón? Sí, y hoy te cuento el porqué

Esta es la historia de la amiga de una amiga… (guiño, ya tú sabes).

Hace poco estaba organizando mi biblioteca en casa. Me estoy preparando para independizarme (tema que sin duda tocaremos después) y entre libros y recuerdos, encontré una carta de una ex mejor amiga. Sí, una de esas que marcan tu vida. Al leerla, mi corazón se llenó de nostalgia al encontrar frases como: “Eres la mejor amiga que siempre pedí” o “No tengo que recordarte hacia dónde vamos porque somos eternas”.

Fue inevitable. Lágrimas cálidas y dolorosas mojaron aquel papel. Decidí guardarla y prometerme que la releería cuando estuviera en mi nuevo hogar. Ahora, esa carta está empacada en una caja, lista para acompañarme a esta nueva etapa.

Como toda adulta “responsable”, lo primero que hice fue hablar con mi novio. Él me escribió algo que me dejó pensando:

Recuerda que las cosas y las personas cambian, amorcito. Sé que vivieron mucho, pero a veces es necesario cerrar capítulos”.

¿Por qué es necesario? ¿Por qué duele tanto cerrar una amistad?

Reflexionando y googleando, me di cuenta de algo muy importante: muchas veces idealizamos las amistades. Creemos que serán eternas y que nada ni nadie podrá romper ese lazo. Nos esforzamos, las cuidamos y las regamos como si fueran las plantas más delicadas de nuestro jardín emocional.

Las amistades, como cualquier relación, necesitan equilibrio. No se trata solo de dar y dar; también necesitamos recibir. Y ese intercambio debe ser igual o mayor a lo que das (girl, no te conformes con menos).

De hecho, Grace Vieth, investigadora en psicología social de la Universidad de Minnesota, menciona que es importante reconocer que las rupturas de amistades son parte de la vida y algo completamente natural. Señala además que apenas se está estudiando lo que se denomina “la disolución de la amistad”, por lo que no existe un guion definido sobre cómo manejar nuestras emociones frente a este hecho.

Así que, entre lágrimas, entendí que el ciclo simplemente se cierra.

¿Fui yo quien falló? Esa pregunta rondó mi mente una y otra vez, hasta que decidí escribirle a mi psicóloga. Hablar de estos temas con un profesional me ayudó a entender que cuestionarnos es normal y saludable. Las amistades, como cualquier relación, pueden afectar profundamente nuestra estabilidad emocional, y cargar con la culpa o el dolor en silencio solo nos hace más daño. Buscar ayuda no es un signo de debilidad; es una forma de cuidar nuestra salud mental y encontrar claridad en momentos de confusión.

Además, girl, ¿sabías que muchas universidades ofrecen este tipo de servicios? Intenta buscar en la tuya y aprovecha la ayuda profesional. Recuerda: no estás sola.

¡Estoy aprendiendo a soltar una amistad!

Hablando con ella, entendí algo importante:

  • Si una amistad termina, no acumules el dolor. Habla con alguien.
  • Recuerda que las cosas pasan por algo. (Sí, muy cliché, pero es lema de vida)

Entonces, decidí hacer un ritual para soltarla y quiero compartirlo contigo

  • Le escribí una carta (una que nunca recibirá) donde plasmé todas mis emociones. Le conté cómo me sentí al repasar nuestro pasado y aceptar lo que somos ahora. Fue un desahogo necesario, una forma de comprender lo que sentía en ese momento.
  • Luego busqué una foto nuestra, de aquellos días, y agradecí a esas dos amigas que fuimos. (Sí, Bad Bunny, yo SÍ tiré las fotos cuando la tuve) porque en su momento, nos sostuvimos la una a la otra. Reconocí mis errores, porque, claro, yo también lastimé. Aprender de eso es parte de construir mejores relaciones en el futuro. Ya sabes, la responsabilidad afectiva.
  • Finalmente, como me enseñó Grey’s Anatomy (cuando algo duele, baila por cinco minutos) me puse a bailar una de nuestras canciones.

Y hoy, soy consciente de que ya no permito en mi vida aquello que antes me hacía daño y lo más importante que entendí es que las relaciones más valiosas son aquellas en las que ambas partes están presentes, se apoyan y crecen juntas. Y cuando eso deja de pasar, por difícil que sea, toca preguntarse: ¿es sano seguir sosteniéndola?

Cuando las amistades cambian

Es un hecho: las amistades pueden terminar. A veces, porque nuestros intereses cambian. Otras, porque las circunstancias nos llevan por caminos distintos, y sí, las personas también cambian. Pero aquí está lo importante: cuando alguien rompe tu corazón, tú puedes repararlo.

Amix, es hora de abrir tu corazón

Sal, explora, conoce nuevas personas. Únete a un club de lectura, a una gym sis o busca gente que comparta tus pasiones. Recuerda siempre que vales muchísimo. ¡Así que, seamos amigas (escríbeme)! La vida sigue, y tú mereces amistades que sumen a tu vida, no que te resten.

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