Crecí con la idea de que el dinero era escaso, que siempre sería muy difícil conseguirlo y que había que trabajar muchísimo… y en efecto sí, la parte de trabajar, claramente es real.
También crecí pensando que las tarjetas de crédito, eran una cosa innecesaria, que solo te traían deudas (esto por experiencias cercanas) pero lo que nadie te dice es que depende de tu responsabilidad financiera, tener dichas tarjetas felices y contentas.
Pero antes de hablar de ello, les quiero contar mi experiencia personal cuando recibí sueldo por primera vez.
Mi primer trabajo oficial
Empecé a hacer mis prácticas de la universidad, en una empresa dedicada a la salud, fue un buen lugar para aprender y para ganar mi primer sueldo, pues mensualmente me pagaban, ¿qué pasó? NO SÉ QUÉ HICE CON ESA PLATA.
Durante seis meses (que duró mi práctica) gané un sueldo con el que compré diferentes cosas, que, según yo, necesitaba. ERROR NÚMERO UNO. No necesitaba nada de lo que compré, pero el impulso de tener ese dinero, me llevaba a encontrar necesidades tontas. No ahorré y no gasté en algo realmente importante.
¿Y eso qué viene al caso?
Bueno, pues resulta y pasa, que acepté mi primera tarjeta de crédito sin trabajo para poder pagarla, y me puse a pensar “esto no tiene nada de sentido, porque al contrario me voy a endeudar, y no voy a poder pagar”, así que guardé esa tarjeta y me dije, “cuando tenga la oportunidad de pagarla sin falta, la usaré”. Y fue la mejor decisión.
Entender que tuve durante seis meses un salario, y que de eso, no me quedó nada… me hizo reconocer la importancia de las buenas finanzas, de que si yo quiero hacer o comprar algo que necesito, tengo que organizar mi dinero, para que esas cosas se vean en el futuro, y no quedar preguntándome QUÉ HICE LA PLATA.
Mi tarjeta de crédito, mi oportunidad
Después de eso cambié por completo mi percepción de las tarjetas de crédito, porque ahora, las utilizo cuando tengo la necesidad, y sé organizar mi salario para que esté acorde a mis pagos. El consejo financiero más importante que algún día pude escuchar, fue el de “así como la vida, una compra a la vez”, y eso es lo que hago.
Mi tarjeta de crédito me dio la oportunidad de ayudarme, de consentirme, de comprar cosas URGENTES cuando no tenía presupuesto para ello.
Así que mi invitación para ti que me estás leyendo, es que aprecies tu dinero y no lo tires en basura, ahorra, y gasta consiente. Y si tienes la oportunidad de tener una tarjeta de crédito, no la veas como una enemiga financiera, mírala como una amiga que te va a sacar de apuros, siempre y cuando, sin falta, puedas con ella.
Y recuerda, una compra a la vez.